Halagos buscan pago.
La mucha miel, empalaga.
Por mucho dulzor, no es mejor.
Nadie lamiendo engorda.
Lamiendo no engorda ningún perro.
Por la peana se adora -o se besa- al santo.
Mi madre me mandó a los psiquiatras desde los cuatro años porque creía que los niños pequeños no debían estar tristes. Cuando nació mi hermano me quedé mirando por la ventana durante días. ¿Te imaginas eso?