Dijo el envidioso al adulador: “Tan tuin eres tú como yo”.
La mucha miel, empalaga.
Por mucho dulzor, no es mejor.
Nadie lamiendo engorda.
Lamiendo no engorda ningún perro.
Por la peana se adora -o se besa- al santo.
Lo que no me confunde es que el mundo necesita mucho más amor, no odio, no prejuicios, no fanatismo y más unidad, paz y comprensión. Y punto.