Lisonja en la lengua, malicia en el seno.
La mucha miel, empalaga.
Por mucho dulzor, no es mejor.
Nadie lamiendo engorda.
Lamiendo no engorda ningún perro.
Por la peana se adora -o se besa- al santo.
Pedir al autor de novelas históricas que te enseñe sobre historia es como esperar que el compositor de una melodía te dé respuestas sobre la transmisión de radio.