Ah, el poder de dos. No hay nada como eso. Especialmente cuando se trata de pagar las facturas de los servicios públicos, cocinar comidas elaboradas, comprar una cama para adultos, saltar a la cuerda y levantar maquinaria pesada. El mundo favorece a las parejas. ¿Quién quiere desperdiciar la madera construyendo un arca para los solteros?