Tras lo más lo menos va.
Primero es Dios que los santos.
No hay más perentorio que lo accesorio.
No es bien dejar por las ramas el tronco, ni la mar por el arroyo.
No valga más la paja que el trigo.
Más vale a salsa que los caracoles.
Más vale el caldo que los huevos.
Más costará el salmorejo que el conejo.
Lo accesorio sigue a lo principal.
Jáquima puesta, entiéndese vendida con la bestia.
Hace mal quien lo secundario hace principal.
Lo que esperamos hacer alguna vez con facilidad debemos aprender primero a hacerlo con diligencia.