Quien mucho te alaba, tras tu bolsa anda.
La mucha miel, empalaga.
Por mucho dulzor, no es mejor.
Nadie lamiendo engorda.
Lamiendo no engorda ningún perro.
Por la peana se adora -o se besa- al santo.
La existencia no es más que la precaria consecución de relevancia en un flujo intensamente móvil de pasado, presente y futuro.