Mi madre pensó que podría ser buena para la locución. Pensó que tenía una voz bonita y que quizá podría hacer un dibujo animado o algo así. Y mientras lo estudiábamos, también pensamos que debería dedicarme a la actuación teatral, así que lo intenté y en la primera audición a la que me presenté lo conseguí. Y a partir de ahí, todo se convirtió en una bola de nieve.